A cuánto se cotizan 5 minutos con mi cabeza en tu hombro.
Cuál es el
costo de un abrazo apretado.
Qué precio
tiene una sonrisa cómplice.
Cuánto vale
un beso si meto el alma en tu boca.
Qué interés
debo pagar por muchos años de con-vivencias.
No permitiré
que te desahucien y dejes de vivir en mí.
Siento ser
mal economista.
Pero me
alegro de quererte. ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- (Esto es producto de
vivir en una España en crisis. Lejos de ti. Y de un Navarra de 1.50 euros... En el fondo, a
pesar de vivir trabajando y ocupar mi vida en pelotudeces, aún queda un
rescoldo de vida en mí. Ojalá pueda
soplarlo para convertirlo en llama...Créeme que lo deseo...)
Hace unos días escuché esta frase por radio, referida a nuestro pueblo, y me pareció muy acertada.
Los modernos medios de comunicación
especialmente la radio y la prensa escrita han inaugurado la intercomunicación
con el público a través de mensajes de texto. De manera que a las eternas
tertulias radiales y a las noticias escritas, se agregan todo tipo de opiniones
y francamente, hay veces que da miedo lo que se escucha o se lee.
Y el discurso de Mujica en la ONU ha
despertado al monstruo. La vernácula derecha se ha sentido profundamente ofendida porque se ha tocado a su dios mercado. Parecería que la
única forma de regulación entre los seres humanos es la ley de oferta y demanda
y la libre competencia. En efecto, tienes lo que has logrado por medio de tu
inteligencia, dedicación y las artes que hayas tenido a tu alcance, sean cuales
sean, sin descartar lo que hayas heredado y te ha tocado graciosamente porque
la cigüeña eligió esta chimenea y no la de al lado. Y claro está: vales según
lo que tienes. He aquí la matriz universal, que regula las relaciones entre los
hombres y las naciones (por suerte este es el único planeta conocido con vida
económicamente activa). En este sentido la función de la historia es justificar
y afirmar el status quo. Es perfectamente normal que las naciones poderosas
(porque acaparan la riqueza del mundo) dicten sentencia y sojuzguen a naciones
menos ricas en aras de mantener los valores occidentales y cristianos (y por supuesto a sus mercados o
proveedores cautivos), aún como fieles siervos de todopoderosos grupos económicos; verdaderos dioses que
dictan la ley que nos gobierna.
Nuestro principal objetivo como seres humanos
es lograr el último modelo de coche o reloj, que nos dará automáticamente el
certificado de 'tenerla más grande', o el último perfume carísimo o la crema anti
arrugas que nos alisará hasta la foto del documento de identidad para convertirnos en la más bella que vea el
espejito- espejito.
Con este panorama la figura del Pepe no hace
más que molestar. Cómo es posible que la foto de este payaso quijotesco que nos
gobierna, cortándose el pelo en chancletas con los pantalones remangados en
el patio de su chacra, dé la vuelta al mundo. Y nada menos que acompañado de
una perra de tres patas (como depositar cariño en una ineficiente mascota
incompleta). En realidad lo que correspondía es que estuviera acompañado de un
coiffeur de bigotito fino, vestido por lo menos con algún informal Lacoste, al lado
de la piscina y custodiado por un par de lebreles. Cómo es posible que haya
dado la vuelta al mundo el vídeo donde agasajaba a algún periodista extranjero,
agarrando tres vasos con los dedos dentro, para servirles un espanto de espinillar. No se puede ser más grasa. O mostrar su anacrónico fusca y el tractor del
tiempo del ñaupa. Disfruten 'señores' periodistas.
Sin embargo, este viejo de mierda que tanto
jode a nuestros apellidos ilustres y tanto desconcierta a la izquierda que lo quiere todo ya (en ocasiones me incluyo), es el único al que he escuchado decir
cosas de valor en un escenario de este tipo.
Las ideas toman sentido cuando se
verbalizan. Estamos viviendo en un sistema que empieza a hacer agua y está
mostrando que de alguna manera tendremos que repensar las cosas. La vieja
izquierda y sus postulados de revolución de masas ha quedado obsoleta, y el
sistema capitalista no deja de re-inventar nuevas facetas cada vez más
sanguinarias y descarnadas. De alguna manera, es necesario que surjan nuevos teóricos
que promuevan sistemas justos y equilibrados, donde el ser humano pueda
construir una sociedad mejor, donde se dé prioridad a los verdaderos
valores de la humanidad; justicia social expresada en educación, salud,
vivienda; y algo nuevo, pero tal vez más importante aún, respeto al medio
ambiente.
Pero para elaborar estos nuevos conceptos, esta nueva teoría de la lucha social, es necesario en primer término, enunciar
nuestros objetivos y decir clara y rotundamente lo que buscamos. Y esto, ni más ni menos, es lo que ha hecho este
desentrazado viejo al que tantos ven ridículo. Ha tenido los huevos de
pararse frente a los líderes mundiales y decirles que se dejen de tonterías,
que se pongan las pilas y se dejen de joder con la guita, porque esto, señores, se
va a la mierda.
Me abstengo de profundizar en la gestión de
gobierno del Pepe, entre otras cosas porque soy perfectamente consciente de que
vivimos en el país de la gata flora, pero no dejo de reconocer que este viejito
pintoresco, que no ha hecho otra cosa en su vida que dedicarse a la lucha
social (a pesar de los comentarios en mensajes de texto, de donde se pueden
rescatar cosas inefables), ha
demostrado con su conducta que hace lo que piensa y vive de acuerdo a ello.
Nuestro pequeño y desconocido 'paisito', es ahora conocido, no solo por la heroicidad de Maracaná (¿?), sino por
ser gobernado por un personaje entre curioso y cómico, que se atreve a decir
tonterías en una cumbre de la ONU y tiene la osadía de vivir en austeridad
(ejemplo que no es seguido ni siquiera por sus correligionarios, adalides de la
justicia social); declarando al mundo que no es más rico quien más tiene sino
quien menos necesita (creo haber leído que Gandhidecía que su dieta no podía consistir en más que un plato de
arroz mientras su pueblo no tuviera acceso a otras cosas).
El Pepe podrá cometer muchos errores y estar
muy lejos de ser perfecto, pero desafío a cualquier persona con un mínimo de
honestidad intelectual, a que diga que no ha sido consecuente con su pensamiento
y que esto, hoy día, no es un valor demasiado importante.
Zaparrastroso, des-prolijo, ridículo,
ordinario, viejo de mierda al fin; pero para mí (y me concedo el derecho de
decirlo solo porque he tenido la paciencia de estar escribiendo esto hace un
buen rato) una persona con una estatura moral e intelectual como pocas veces
nos regala la historia. Ésta se encargará seguramente de darle su lugar.
Como son las cosas viejo, ya hace mucho que no estás y sin
embargo nunca me dejás solo.
Ahora mismo estoy contigo escuchando a María de Buenos Aires.
Sabés, creo que ya la primera vez que lo escuché algo en mi interior hizo
crack, se rompió, y fue como un comienzo, como si se hubiera roto una cáscara
que cubría mi alma y ésta se hubiera escapado hacia otra dimensión, un universo
de notas y poesía. Algo muy nuevo para mí. Aún te veo en esos momentos que se
me antojan casi místicos. Tu figura recortada contra el ventanal del
balcón del comedor, parado, con el mate en la mano y tu mirada recorriendo
interiores; aquellas mañanas de fin de semana, mientras el olor de la comida
nos acariciaba desde la cocina. El tiempo se detenía. En aquella liturgia no
cabían las palabras, era simplemente una comunión, donde el cuerpo se convertía
en sentimientos y se tensaban los nervios y los músculos del alma con cada
agudo arrastrado del violín, el dibujo lento y sentido de un fraseo de
bandoneón o las profundas y ásperas voces de Horacio, Amelita o Héctor. Que
poco hablamos viejo!
Sin embargo, tal vez equivocado, pero tengo la sensación
de haberte conocido tanto y sobre todo el convencimiento de haber aprendido
tanto de vos. De tu sobria humildad, tu callada elocuencia; la prolijidad con la que cultivaste tus gustos musicales con buen tango y música popular; y aquella
biblioteca que se iba completando gota a gota, a golpe de intuición y ganas de
saber algo más, de llenar el precipicio que encontraste al terminar la escuela.
Pero la vida te podía... No era suficiente el laburo rutinario, los mandados del
sábado y las tareas culinarias; tenías esa llama interior que te empujaba a
descubrir otras cosas, con tu buque insignia de Marcha, que te orientaba y
marcaba rumbos.
Carajo, que poco hablamos Viejo!
Será por eso que me marcaste tanto y me acompañas tanto.
Te confieso un secreto, aún en rebeldía terminaste entrando
conmigo al Vaticano, donde no quisiste entrar con la Vieja y te debe haber
provocado más de un conflicto con ella. Pero si te consuela te diré que me
cagué por vos en cada cosa que veía, en esa muestra de boato criminal que han
levantado lamentablemente algunos de nuestros congéneres. Sin embargo, en un
momento, me encontré en medio de la multitud, estático, llorando frente a La
Piedad. Eso sí me gustaría que lo hubieras visto vos. Ese frío pedazo de mármol
blanco convertido en una doliente madre sosteniendo la anacrónica muerte de su
hijo, en un gesto de dolor infinito, reflejado en los cuerpos laxos y la mirada
vencida de una madre sujetando su propia vida rota en el regazo. Allí tampoco
habían palabras, viejo: sobraban. Pero ese mármol contenía más que todo lo que
lo rodeaba.
Tal vez esa fue tu lección fundamental, enseñarme a ver cosas
donde la palabra está de más. A lo mejor es por eso que la música me llena el alma y me
enseña otros universos, me hace escapar de tanta materia pesada y de esta vida
tan difícil de comprender.
De pronto es la razón por la que durante estos 40 años que
siguieron a aquellos días, tantas veces me he encontrado escuchando solo, a
oscuras y aún con los ojos cerrados a María de Buenos Aires, con los nervios y
los músculos del alma tensos y vibrantes. Con el volumen muy alto, sintiendo que
esa catarata de sonido y color me inunda y me siembra el alma. Y siempre seguís
ahí, con tu mate en la mano, recortado contra el ventanal y mirando para adentro.
Ya ves, seguimos hablando, igual que antes: poco, pero me
seguís enseñando.
Viejo,... te sirvo una cañita y dame un mate...
Astor Piazzolla: «Fuga y Misterio» de "María de Buenos Aires" (1968)
Hace 37 años y sin mucha idea de lo que hacíamos, nos iniciamos en la ardua pero no menos fecunda tarea de tener hijos. Para que mentir, igual que casi todo el mundo, no tenía ni idea en el jardín que me metía. Debo reconocer que pasado el tiempo y luego de tener cuatro, este jardín se convirtió en una jungla llena de aventuras. En todo este tiempo hemos transitado por toda clase de acontecimientos (como toda familia), alegrías y tristezas, encuentros y desencuentros, etc. Pero debo reconocer que lo que soy hoy día, lo poco o mucho que llevo dentro, se lo debo fundamentalmente a ellos. Por ellos pero por sobre todas las cosas con ellos (y, claro está, mi compañera de todas las horas) he vivido, crecido y amado. Y por qué no decirlo, a esta altura de la vida y más allá de que cada uno se ha convertido en un ser humano cabal con una vida propia, siento que el 'nosotros' se sigue imponiendo al yo.
Martín, en un acto de generosidad o de inconsciencia pero seguramente de amor, se ha lanzado a publicar este blog con algunas cosas que he garabateado; pero lo que no ha explicado aún es que me ha regalado con incluir en él sus dibujos y vídeos y, más allá de que a cada uno le llegarán de distinta manera (claro que para mí son excelentes), me siento honrado y emocionado de contar con ellos. Una vez más estoy en deuda con él.
Desde aquí mi reconocimiento y amor a mi mujer e hijos, velamen de mi pequeña barca.
Raúl Lago
BIOGRAFIA
Luminosos sábados en la feria de la mano del viejo, aprendiendo los secretos de tomates y mandarinas.
Historietas en el jardín junto al abuelo y su periódico.
Noches de amigos conspirando para mejorar el mundo.
Y desde entonces tu acogedora presencia.
Prisas por cerrar la puerta del cuarto para apurar nuestro asombro.
Visitas frecuentes a la maternidad del Casmu, para regresar juntos con la ilusiónenvuelta en un rebozo.
Los chicos volviendo de la escuela con la túnica manchada de historias y aventuras.